Oración a la llaga del hombro de Jesús

Preguntando San Bernardo  al Divino Redentor, cuál fue el dolor que más sufrió y más desconocido por los hombres, Jesús le respondió:
"Yo tenía una llaga profundísima en el hombro sobre el cual cargué mi pesada cruz, esa llaga era la más dolorosa de todas.  Los hombres no la conocen. Honrad pues esta llaga y haré TODO lo que por ella pidas".

ORACIÓN
¡Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra Cruz que abriendo vuestras carnes, desnudó los huesos de vuestro Hombro sagrado y de la cual vuestra Madre dolorosa tanto se compadeció. También yo oh carísimo Jesús, me compadezco de vos, y desde el fondo de mi corazón te glorifico, te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro Hombro en la que quisiste cargar vuestra Cruz por mi salvación. ¡Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra Cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí, pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la Cruz.
Se rezan 7 Ave María y se agrega: 
Madre Santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesús Cristo Crucificado.(Indulgencia de 300 días cada vez). 
¡Oh! Dulcísimo Jesús, no seas mi Juez, sí mi salvador.

Augusta Reina de los Cielos

¡Augusta Reina de los Cielos 
y Maestra de los ángeles!
Vos que habéis recibido de Dios 
el poder y la misión
de aplastar la cabeza de Satanás,
os pedimos humildemente,
enviéis las legiones celestiales para que,
bajo vuestras órdenes, 
persigan a los demonios,
los combatan en todas partes,
repriman su audacia 
y los rechacen al abismo.
¿Quién como Dios?
¡Oh, buena y cariñosa Madre!
Vos seréis siempre 
nuestro amor y nuestra esperanza.
¡Oh, divina Madre!,
enviad los Santos Ángeles 
para defendernos 
y rechazar muy lejos de nosotros
al cruel enemigo.
Santos Ángeles y Arcángeles,
defendednos, guardadnos.
(3 años de indulgencias)



NOTA: Se recomienda recitar esta oración con la del Arcángel San Miguel en cada momento que se sospeche la presencia del demonio, así como rociar agua bendita a nuestro alrededor y hacer la señal de la cruz.

Oración al Ángel de la Guarda


1.

Ángel de mi Guarda,
dulce compañía,
no me desampares 
ni de noche
ni de día.
No me dejes solo,
que me perdería,
hasta que amanezca
en los brazos 
de Jesús, José y María.

Amén.


2.

Ángel de mi Guarda,
dulce compañía,
no me desampares 
ni de noche
ni de día.
No me dejes solo,
que me perdería.
Cuida con tu manto
de protección
a toda mi familia.
Llénalos de amor y sabiduría
en la noche oscura
y también en el día.
Gracias por tu amor y tu guía.

Amén.


3.

Ángel de mi Guarda,
dulce compañía,
no me desampares 
ni de noche
ni de día
hasta que me entregues
en los brazos 
de Jesús y de María.

Con tus alas me persigno
y me abrazo de la Cruz
y en mi corazón me llevo
al dulcísimo Jesús.

Amén.


4.

Ángel Santo de la guarda,
tesoro del Señor,
que del Cielo fuiste enviado
para ser mi guardador.
Yo te rezo,
Ángel bendito, 
que me libres y me guardes
de los lazos del maldito
ahora y siempre.

Amén.

Oración a San Miguel Arcángel

1.

San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo 
contra la perversidad y las acechanzas
del demonio.
¡Reprímale Dios!, 
pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la milicia celestial,
arroja al Infierno con el divino poder 
a Satanás y a los otros malignos espíritus
que andan dispersos por el mundo 
para la perdición de las almas.

Amén.



2. (Compuesta por León XIII)

Arcángel San Miguel,
¡quién como Dios!
defiéndenos en la batalla,
ampáranos contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
¡Reprímale Dios!,
te pedimos suplicantes; y tú,
Príncipe de la celestial milicia,
arroja al Infierno con el divino poder
a Satanás y los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo y los aires
para perder las almas.

Glorioso Arcángel,
defiende a España y su Iglesia
y protege al Papa, para que podamos
ver pronto el glorioso triunfo
de los Corazones de Jesús y María.

Amén.

(300 días de indulgencias, Pío X, 8-VI-1908)

NOTA: Se recomienda recitar esta oración con la de Augusta Reina de los Cielos en cada momento que se sospeche la presencia del demonio, así como rociar agua bendita a nuestro alrededor y hacer la señal de la cruz.

Salve

Dios te Salve, Reina y Madre 
de misericordia.
Vida, dulzura y 
esperanza nuestra.
Dios te Salve.
A ti llamamos 
los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos 
misericordiosos
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh, piadosa,
oh, dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, 
Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar 
las promesas de Nuestro Señor 
Jesucristo.

Amén.


Ave María

Dios te salve, María.
Llena eres de gracia.
El Señor es contigo.
Bendita tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto 
de tu vientre, Jesús.
Santa María, 
Madre de Dios,
ruega por nosotros, 
pecadores,
ahora y en la hora 
de nuestra muerte.

Amén.


Padre nuestro

Padre nuestro moderno

Padre nuestro,
que estás en el Cielo,
santificado sea Tu Nombre.
Venga a nosotros Tu Reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestra ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.

Amén.


Padre nuestro de la Biblia
(San Mateo 6, 9-13)

Padre nuestro,
que estás en los Cielos,
santificado sea Tu Nombre.
Venga Tu Reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día 
dánosle hoy,
y perdónanos nuestras deudas
así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores,
y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.

Amén.